La pobreza energética es un grave problema derivado de diferentes casuísticas: el precio de la energía, la baja eficiencia energética del parque de edificios y los bajos ingresos son algunas de las principales.
Desde la aprobación de la Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética (2019-2024) se establece, por primera vez en nuestro país, una definición de la situación de pobreza energética, se realiza un diagnóstico de la situación, se delimitan los ejes de actuación y se fijan objetivos de reducción de este problema.
En paralelo, se requiere de iniciativas urbanas innovadoras desde las administraciones locales que aborden la problemática desde diferentes perspectivas y a diferentes niveles. Por ello, quisieron poner en valor iniciativas urbanas innovadoras como la desarrollada por el proyecto EPIU (Energy Poverty Inteligence Unit), un consorcio liderado por el Ayuntamiento de Getafe mediante un sistema de análisis de datos (Unidad Inteligente de Vulnerabilidad Energética) que pueda servir de ayuda a la hora de recopilar información sobre el consumo de energía y otros factores que midan el gasto energético, para poder catalogarlos según sus características y dividirlos, teniendo en cuenta el gasto de vulnerabilidad, en tres escalas: hogar, edificio y vecindario.
Cuantificar y cualificar la vulnerabilidad energética mediante la inteligencia artificial en los hogares ofrecerá una comprensión más profunda del problema actual al que se enfrentan los diferentes países europeos, pudiendo definir las mejores intervenciones públicas desde lo local a lo global.
Puedes disponer del resumen de la sesión elaborado por los voluntarios de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) pinchando aquí.
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