La Unión Europea está trabajando para convertirse en 2050 en el primer continente climáticamente neutro, con un objetivo muy exigente de reducción de emisiones de GEI que en 2030 deberá alcanzar el 55% respecto a las emisiones de 1990. Para cumplir con estos objetivos establecidos en el Pacto Verde Europeo, los países miembros están apoyando claramente las energías renovables, donde el autoconsumo de energía eléctrica tendrá un papel destacado y seguramente será una enorme oportunidad de desarrollo para España.
Para no caminar solos en el cumplimiento de estos objetivos, han surgido las Comunidades Energéticas Locales que, según la Oficina de la Energía de Valencia, buscan empoderar a la ciudadanía para que participen activamente en la transición energética, produciendo, gestionando y utilizando energía renovable de proximidad. Se trata de promover una transición democrática y justa, que no sólo descarbonice las ciudades, sino que promueva la colaboración energética.
Una comunidad que puede cobrar especial relevancia en el entorno urbano, pues se forman mediante la unión de personas individuales, empresas, instituciones, etc. para beneficiarse conjuntamente de la energía producida.
De lo que no cabe duda es que además de ser una figura relevante en cuanto a la generación energética limpia, aporta otros beneficios en el plano social, como el apoyo al empoderamiento de las personas que forman parte de la comunidad en la toma de decisiones respecto al uso de la energía y una clara aportación a la transición energética justa.
En esta Sesión Técnica se pudo conocer cómo se están implementando las primeras comunidades energéticas en España y se analizaron los retos que están encontrando. Se debatió sobre las medidas necesarias para extender su implementación a más municipios. Además, se reflejaron las diferencias entre la gestión de comunidades energéticas en todos los municipios sea cual sea su tamaño.
¿Qué dificultades encuentran? ¿Qué apoyos necesitan? ¿Qué falta para que las comunidades energéticas sean viables de forma extendida? Conocer sus dificultades es importante, pero saber qué medidas pueden fomentarlas a nivel urbano también. Entender cómo los municipios de ámbito rural y urbano pueden llegar incluso a encontrar sinergias y aprendizajes conjuntos como impulsores de estas comunidades.
Así se resaltaron qué otras actuaciones pueden llevarse a cabo y así no detenerse en informar sólo sobre la instalación de placas fotovoltaicas. Es el momento de demostrar que pueden generarse actuaciones de eficiencia energética, movilidad sostenible e incluso gestión de la demanda. No cabe duda de que estas comunidades pueden convertirse en un modelo de desarrollo local, especialmente en las zonas del reto demográfico y en un ejemplo de colaboración público privada.
Puedes disponer del resumen de la sesión elaborado por los voluntarios de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) pinchando aquí.
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